O, Idril, maiden fair and blest, since first thy gentle golden glance shone on me that first day, in chance; how hast thou sung my heart to rest!
For when at last I beheld thee, the sun from which thy father’s hall drew all its light, unending call thy beauty placed for e’er on me.
And for a while on thee I gazed, and at each glance my heart would soar and look no more on days of yore but only on thy face, amazed.
And when my ear hath caught the sound of all the words thy lips have told, I whispered them yet manifold until their fame was spread around.
And in my dreams each darkened night thy golden face would then appear and sing away each doubt and fear, for in my darkness thou art light.
Many a heart has loved thee well, remembering all thy noble deeds; intoxicated by thy meads, I’m swept in tide of thy heart’s swell.
But whenever we are both alone thy gentle eyes do mine avoid, from all my wooing art devoid, and turn from me as cold, hard stone.
When thou belong to me at last, to all this city fair my Queen, I’ll stroke thy bright hair’s golden sheen as I could not do in the past.
Una traducción para mis amigos que la prefieren en español:)
La Canción de Maeglin a Idril
A Idril, doncella bendecida y bella, desde la primera vez que tu dorada mirada brilló en mi por casualidad, cómo has hecho descansar mi corazón!
Cuando, por primera vez, te contemplé, el sol del cual la sala de tu padre recibió toda su luz, tu hermosura quedó en mi por siempre.
Y por un rato te observé y con cada mirada mi corazón se elevaba, y no miraba más el pasado, pero solo miraba a tu rostro con asombro.
Y cuando mis oídos capturaban el sonido de todas palabras que tus labios han pronunciado, yo las susurraba en muchos lugares hasta que eran bien conocidas por todos.
Y en mis sueños cada noche oscura entonces aparecía tu cara áurea y enviabas a mis miedos a descansar, porque en las tinieblas eres mi luz.
Muchas personas te han amado bien, recordando todos tus hechos nobles; pero estoy borracho por la torrente de bebida de tu corazón que me cerca.
Pero cuándo nosotros estamos solos, tus ojos dulces evitan los míos, estás desprovista de mis encantos, y me desvias como piedra fría y dura.
Cuando eres mía por fin, mi reina de esta cuidad hermosa, acariciaré tus cabellos dorados como no podía hacer en el pasado.
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